lunes, julio 16, 2007

LA VARGA.




La Varga es un paraje precioso que he descubierto esta semana pasada. Poco a poco voy explorando el territorio que ahora es muy novedoso y que cualquier día me resultará muy familiar pero de momento cada pequeña excursión se convierte en una gran aventura y servidora las vive y disfruta con intensidad. Nos costó una media hora desde el pueblo llegar a este lugar. De repente, en los extensos campos amarillos de la mancha empezamos a ver pinos, minibosques de pinos, caminitos que se adentraban en ellos y que pienso recorrer en un futuro uno a uno, y a cada paso que dábamos todo a nuestro alrededor cambiaba de color hasta que llegamos a La Varga. Es un pinar junto al río donde fuimos a merendar, aunque yo me quedé sentada en una piedra disfrutando de las vistas y no probé bocado(que en principio era el fin de la excursión, merendar en un sitio especial), pero nada, me fascina tanto la naturaleza que me quita hasta el hambre. Los patos salvajes se perdían entre la maleza y en algunos momentos hubo rincones que me trasladaban a la Albufera valenciana, aunque no tiene nada que ver, pero vaya, cosas de la cabeza cuando divaga más de la cuenta...el broche de oro final lo pusimos cuando decidimos limpiar lo que otros habían abandonado, no podíamos permitir que la orilla de un río quedará en semejante estado así que nos pusimos manos a la obra y el resultado fueron tres bolsas repletas de basura(no teníamos más). Como vereis quedan espantosas en ese paisaje tan bonito y es una pena que la gente no sepa valorar cada árbol, cada río, cada hoja seca caída en el camino, los juegos de luces y sombras, los sonidos...no pega la basura en un lugar tan idílico que ofrece la oportunidad de explotar nuestra espiritualidad y nuestra paz interior. Quiero inventar algo para que la gente aprenda que la naturaleza no es un vertedero, pero las ideas que se me ocurren no sirven de nada si no se trae la educación bien aprendida desde casa, quizás no exista más invento que ese. Las dos últimas fotos son de la basura que hicimos desaparecer de allí, las bolsas como vereis estaban repletas y ¡tenemos que volver!...

3 comentarios:

Perico dijo...

Lo único que entienden muchos, entre otras cosas, son las barreras. Muy a mi pesar, yo pondría una barrera. El que quiera ver el río... que pague.

Besets.

Carlos dijo...

Efectivamente es un problema de educación,...demasiada gente no se respeta a si mismo y es, por tanto, incapaz de respetar a los demás.
Estoy con pedro, un mínimo de € por algo hace que se tome más en serio algo....y además no se pierde dinero ;-)))).
Lo tengo más que comprobado, los lugares donde se paga están mucho más limpios que los que cándidamente está abiertos a todos los publicos....y os aseguro que esto es fruto de la experiencia de visita en muchísimos lugares en varios continentes.
....y mira que le corazón me dice que los espacios verdes tienen que ser de libre acesso.....
Se que este es un gran tema para debate....yo sólo quiero disfrutar de los espacios límpios y sin ruidos artificales.

Vuestra acción, como tantas otras: admirable.

Lorena dijo...

¡Hola Carlos!, pues sí, es penoso acabar pensando en que la solución es poner barreras al monte pero es que a veces es inevitable dadas las circunstancias. Razón no te falta, es cierto que donde se paga por las cosas hay un especial esmero en mantenerlas, da que pensar...gracias por el comentario. Un abrazo.